Imagina un momento único en la historia. Jesús, el hijo de Dios, enfrenta horas de dolor y sufrimiento en la cruz. No solo soporta el tormento físico, sino también la crueldad y el escarnio de aquellos que lo rodean. Es un momento oscuro, pero en medio de esa oscuridad, ocurren hechos que desafían toda lógica humana y revelan la magnitud del poder divino.
La tierra tiembla y un velo invisible se cierne sobre el mundo por tres horas, como si la creación misma reconociera el momento trascendental que estaba ocurriendo. En el instante exacto de su muerte, el velo del templo se rasga en dos, simbolizando la apertura de un nuevo camino hacia la redención y la vida eterna.
Pero lo más asombroso sucede después de su partida. Los justos, que habían fallecido, resucitan y vuelven a la vida, un acto milagroso que revela la victoria de la luz sobre la oscuridad, de la vida sobre la muerte. Es un momento que nos invita a reflexionar sobre el sacrificio de Jesús y la profunda manifestación del amor de Dios por la humanidad.
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